Las Estrellas Orientales pasaron a disputar su serie final por ocasión 17 y la décimotercera desde su corona de 1968.
Con dos diademas de campeones, la primera fue en 1954, para cerrar el último capítulo de la primera etapa del béisbol profesinal, bautizada como la “Época de La Normal”.
El sábado 21 de agosto de 1954, las Estrellas Orientales y los Tigres del Licey celebraron el primer juego de la serie final, un registro histórico que vive en el recuerdo de los seguidores del paquidermo.
En este juego, los Tigres, dirigidos por Oscar Rodríguez, llevaron a la lomita a Miski Cartledge y los Orientales, cuyo mariscal de campo era el cubano Ramón Bragaña, llevaron a la colina de los sustos al venezolano Carrao Bracho.
La alineación histórica, que presentó el mánager cubano Ramón Bragaña para esa primera victoria oriental en una final fue la siguiente: Alfredo -Chico- Conton, LF; Jeff Wiliams, SS; Papito Mateo, RF; Johnny Davis, 1B; Manolete Cáceres, LF; Earl Taborn, C; Harry Bayles, 2B; Carrao Bracho, P.
Presencia de Manolete
Fue un año que marcó a los Tigres, debido a que le dieron la baja a Manolete Cáceres, y las Estrellas lo firmaron, y se convirtió en un verdugo de los azules.
Los paquidermos en ese primer choque, tomaron el comando dos carreras por cero y en el cuarto fabricaron un rally de cuatro. En el cuarto y sexto, el Licey amenazó con jonrones de Su Majestad Alonzo Perry.
En el noveno, el Licey amenazó y con las bases llenas hizo saltar del box como tapón de mabí a Valentín Arévalo, que había relevado en el octavo ining a Bracho.
Bragaña no se durmió y en un movimiento rápido trajo al zurdo Wenceslao González para lanzarle a Perry, dominándolo con una “palomita de maíz” para el out 27 y darles a las Estrellas el primer triunfo por 6×4.
No había dudas, el béisbol estaba en su máxima ebullición, la fiebre subía y la temporada de 1954 fue el mejor termómetro para medir la dimensión de este pasatiempo, que esperaba con ansías una nueva vida, la Epoca de las Luces a partir de octubre de 1955.
Fuerte trabuco verde
Las Estrellas Orientales conformaron un fuerte trabuco piloteado por Ramón Bragaña.
La primera vuelta la ganó el Licey 19 victorias y 5 derrotas, y en la segunda las Estrellas transitaron sin tropiezos consiguiendo 22 triunfos y 5 derrotas.
El torneo fue celebrado del 15 de mayo al 15 de agosto, en honor al generalísimo Rafael Leonidas Trujillo Molina, siendo bautizado “Benefactor de la Patria”.
Entre los jugadores que vistieron el uniforme de los paquidermos figuran Jeff Williams, Johnny Davis, Manolete Cáceres, Carrao Bracho, Tetelo Vargas, Henry Bayles, Rafael Valdez, Earl Mickey Talbow, Pellá Santos, Joseph “Papito Mateo” Mathews y Bell Arias.
Tremenda serie final
El 21 de agosto se inició la ronda final, terminando el primer juego con pizarra de 6-4 a favor de las Estrellas de Oriente con extraordinaria labor monticular de Carrao Bracho, y mordió la derrota “Guayubín” Olivo.
Los verdes ganaron el segundo encuentro con pizarra 5-3 y el tercero el Licey por 7-6.
Las Estrellas ganaron la corona el 29 de agosto en San Pedro de Macorís al lograr el triunfo 2-1.
Los grandes del torneo
El líder de jonrones fue Bob “El Múcaro” Thurman con 11 y el de bateo Alonzo Perry con .336.
El hecho de mayor impacto lo consigna El Caribe en la primera página, columnas 7 y 8: “El lanzador zurdo de los Tigres del Licey, Diómedes Antonio Olivo (”Guayubín” Olivo), lanzó un juego not hit no rum a los Leones del Escogido, llevando a su equipo en ese partido histórico a un triunfo 3×0” (sic).
Con esta corona de las Estrellas se cerró el ciclo de la Pelota de La Normal, el béisbol más romántico, donde el público y los peloteros convivían en los mismos escenarios.
Las Estrellas ahora van tras captura tercera corona.