En los últimos años, a pesar de los grandes esfuerzos de las instituciones bancarias y los gobiernos, los crackers y delincuentes comunes encuentran la forma de burlar la seguridad y de estar un paso más adelante de las autoridades. En el 2018 un reporte de la firma de seguridad McAfee estableció que el costo global de los crímenes electrónicos habría sido de más de 600 mil millones de dólares, un incremento de 155 mil millones respecto al 2014. En Estados Unidos, sólo en el 2017, 1,4 mil millones dólares les fueron robados a más de 300,000 personas según el reporte oficial del Buró de Investigación Federal (FBI por sus siglas en inglés).
Peor aún, es que, según el reporte global del Grupo Herjavec, también de seguridad cibernética, para el 2021 la cifra será de 6 trillones de dólares.
José Medina, ingeniero en sistemas y experto en materia de ciberseguridad visitó Diario Libre para dar la voz de alerta sobre nuevas formas de fraude a través de los distintos medios digitales que ya se realizan en República Dominicana. Él explica que ya las formas viejas de fraude, aunque persisten, no son las más efectivas o remunerables. De hecho, el experto dice que ahora es mucho más fácil para los jóvenes ganar por lo menos 5,000 dólares semanales comprando y vendiendo mercancía con tarjetas de crédito y cuentas de Paypal robadas.
“Ahora es muy fácil entrar al “Deepweb” y comprar 10 o 20 tarjetas de créditos con Bitcoins que sirven para pedir mercancía y venderlas en el país”, explica Medina.
Aunque los Estados Unidos bloquean las compras hechas con tarjetas de crédito desde el extranjero para evitar los fraudes, los jóvenes han encontrado la forma de burlar los sistemas disfrazando su dirección de IP (Internet Protocol). Pero además, tienen otra táctica que se llama “reshipping” que funciona de la siguiente manera: localizan o consiguen un contacto en el Estado del cual es la tarjeta robada para hacer los pedidos y enviárselos a esa persona que lo recibe y después lo envía . “Esto lo pueden hacer con un amigo, quizás hasta dando una comisión y esa persona cercana a la dirección que aparece en la tarjeta de crédito recibe el paquete y lo reenvía”, dice José.
Esta forma de delito genera pérdidas cuantiosas tanto a tiendas de ropas como de accesorios electrónicos. Pero además, crea una competencia desleal que afecta a los negocios que importan estas mercancías legalmente.