NUEVA YORK._ El taxista dominicano Eddy Almonte, de 47 años de edad, cuyos testículos se le inflamaron después de una cirugía en la República Dominicana, donde reside y ahora le pesan 80 libras, pide ayuda en el exterior para una operación urgente que necesita y volver a la normalidad.
Almonte, padre divorciado y con cuatro hijos, apareció ayer martes en el programa Primer Impacto de Univisión, relatando su historia, llorando y visiblemente desesperado, diciendo que lo único que quiere es que lo ayuden a resolver el problema.
Explicó que sus testículos comenzaron a hinchársele y acudió a un médico en Santo Domingo, quien lo intervino y cuando él preguntó por la inflamación que comenzaba, el galeno le dijo que era resultado de que estaba engordando.
“Mi impotencia es la de que necesito una persona que me ayude hasta pararme y yo, no puedo seguir”, dijo Almonte entre sollozos.
La inflamación en los testículos, le comenzó hace tres años y sostiene que es una enorme carga con la que ya no puede lidiar.
“Trabajo como taxista y me mantengo siempre un poco solitario, porque mi problema me impide socializarme”, dijo Almonte.
Fue operado en 2015 para extirparle una masa grasosa de 50 libras en su pelvis.
“El escroto, que es el saco de los testículos, se me inflamó al otro día de la operación”, añadió el taxista.
“Pero el urólogo que me operó, me dijo que eso era por la operación y que los testículos se me iban a bajar, pero nunca ha ocurrido”, relató, añadiendo que por el contrario, el crecimiento no se ha detenido.
Almonte dice que el problema le hace difícil sentarse y caminar y su hija, Seliness, tiene que hasta que bañarlo a veces.
Ella dijo que es víctima de burlas en su escuela por la situación de su padre, y que como hija, le da vergüenza tener que bañarlo.
Almonte, quien no tiene casa propia, vive con su madre Inés Almonte, quien dijo en el reportaje que ella se deprime, cada vez que ve a su hijo “con esa bolsa tan grande colgando”.
El taxista dijo que a veces intenta caminar, haciendo impulso hacia adelante para poder juntar un poco las piernas y avanza “un chin”, pero no puede seguir adelante.
“Las piernas vuelven y se me juntan”, dijo.
La madre dijo que se la pasa triste al verlo “con esas bolas guindando”, por lo que Eddy tiene que ponerse una almohadita cuando se sienta.
“Me siento muy mal, porque cuando me deja en la escuela, todo el mundo se queda mirándolo y eso es lo que menos me gusta”, dijo su hija.
El taxista, dice que cuando le comienzan los dolores fuertes no puede trabajar y tiene que dormir en el carro.
También teme porque se expone a la inseguridad al dormir en el taxi y que en algún momento, se atracado o asesinado.
“Tengo una serie de algunas pequeñas comodidades en el carro, como un cojincito que lo pongo alante en el asiento para amortiguar el dolor”, narra Almonte.
Dice que además, sus necesidades fisiológicas como defecar y orinar, tiene que hacerlas donde pueda.
Está agradecido de la ayuda de sus hijos, pero Seliness, dijo que se avergüenza, porque ella es una niña que tiene que bañarlo.
“A veces, ni puedo levantarlo por la fuerza que tengo que hacer para ayudarlo y me da dolor”, expresó la adolescente.
Eddy dice que lo más desea es volver a ser un hombre normal como todos. “Curarme, es lo único que quiero, y espero encontrar una persona humana que me pueda ayudar con mi problema”.
Agregó que por eso lucha todos los días y pide que Dios lo cuide.
Dijo que ha visitado a muchas personas e instituciones en la República Dominicana, pero la ayuda todavía no llega.
Fue entrevistado en la República Dominicana por la reportera Indira Navarro.