SANTO DOMINGO. – No hay un solo día del año en que un vecino o compañero de trabajo no narre la historia de alguien que ha sido víctima de un atraco, o el de una joven que fue violada por lo que la gente vive atemorizada y sospechosa ante cada extraño, afirma este jueves el médico patólogo, Sergio Sarita Valdez.
Sarita Valdez, dirigente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), dijo que cada día son más los y las dominicanas que experimentan temor al levantarse, que permanecen estado de alerta que no los abandona hasta altas horas de la noche cuando caen rendidos por el sueño.
En un artículo titulado “Vida colectiva llena de miedo”, publicado en Vanguardia del Pueblo Digital, Sarita Valdez apunta que medio siglo atrás, luego de decapitada la dictadura trujillista, hubo un breve período en el que cuando un desconocido tocaba una puerta, el dueño le abría y luego le preguntaba en que podía servirle.
“Ese corto lapso de vida colectiva fue el efímero gobierno constitucional sietemesino que presidió Juan Bosch en el año 1963. Es bueno recordar lo consciente que estaba el profesor Bosch de la necesidad de erradicar la angustia del miedo sembrada durante décadas en la mente del pueblo dominicano”, explicó Valdez.
En ese sentido, hizo una cita del profesor Juan Bosch cuando regresó del exilio : “Pido a todos que meditemos un momento en que esta tierra es de los dominicanos, no para un grupo de dominicanos; que su riqueza es para los dominicanos, no de un grupo de dominicanos; que su destino es el de la libertad, no el de la esclavitud; que su función es unirse a América en un camino abierto y franco hacia el disfrute de todo lo que significa para los pueblos la libertad pública y la justicia social”.
“Yo pido por fin, por último, a mi pueblo y a los funcionarios gubernamentales y a los funcionarios militares de todas las categorías, que como consecuencia de esa meditación nos dispongamos todos a matar el miedo…”, agregó citando a Bosch.
Señaló que hoy en día los que pueden viven enjaulados, con rejas por doquier, auxiliados por compañías de vigilantes privados, cámaras de video y sistemas de alarma activos las 24 horas.
“Crece el ejército citadino de jóvenes desocupados atados al hábito de las drogas, dispuestos a todo con tal de conseguir a las malas los recursos financieros para mantener el vicio. La deserción escolar, la falta de preparación y de oportunidades de trabajo, son caldo de cultivo para la vigencia de estas agresivas bandas de malhechores, capaces de segar la vida de un transeúnte por arrancarle un teléfono inteligente, o la cartera”.
“Cambiar el miedo por seguridad y confianza es tarea urgente de vida”, concluye Sarita Valdez, su artículo.